Desde que se han masificado las redes sociales en Honduras, vemos de manera reiterada cómo se han amplificado las voces ciudadanas, exponiendo un problema alarmante: la pérdida de respeto hacia la Policía.
Producto de la degradación social en la que vivimos, me atrevo a decir que un buen porcentaje de ciudadanos ya no ve a la Policía como el ente que sirve y que protege. Lo que antes era una institución que inspiraba autoridad y confianza, hoy es vista por muchos como un símbolo de abuso de poder, corrupción y desconexión con la ciudadanía.
En décadas pasadas, y me atrevo a decir que hasta antes del año 2000, el uniforme imponía respeto. Ver a un agente era sinónimo de orden y seguridad. Sin embargo, la degradación social, sumada a escándalos de corrupción y abusos documentados, han erosionado la imagen de los cuerpos policiales.
Las redes sociales y algunos medios de comunicación se han encargado de viralizar imágenes y videos de agentes y ciudadanos actuando de manera indebida: desde uso excesivo de la fuerza hasta maltrato animal y muchas veces siendo cachimbeados por algunos ciudadanos.
Estas publicaciones -que alcanzan millones de interacciones en pocas horas- han alimentado una narrativa donde a veces la Policía se percibe como opresora y otras veces como protectora.
Es muy recurrente escuchar frases a lo largo y ancho de Honduras, hacia la autoridad como “quitate ese uniforme y nos trampamos...”, reflejando una rebeldía producto de la frustración.
Esta actitud, aunque comprensible, es peligrosa, pues fomenta un ambiente de desconfianza y confrontación. En muchos casos queda la percepción de que no se respeta a la Policía, pero es importante recordar que los agentes están limitados por estrictos protocolos, que, si no se siguen al pie de la letra, pueden resultar en sanciones, mientras que los agresores se convierten en “caperucita”, amparados en los derechos humanos.
Estos protocolos, aunque necesarios para garantizar la legalidad, generan casi a diario una percepción de impotencia, especialmente cuando se viralizan videos de ciudadanos “verg...” a la Policía, como ocurrió en el mes de junio de 2025 en la ciudad de San Lorenzo, Valle.
Es así entonces que es crucial que el sistema judicial sea más eficiente y que sancione a quienes agreden a los agentes, pero también que se tomen las medidas cuando los policías sobrepasan el límite con los ciudadanos. Si seguimos así, pronto nos acostumbraremos a seguir viendo que ya no se quiere respetar a la Policía.