Gracias, Honduras.- En una inspiradora y reflexiva jornada, el escritor Luis Lezama compartió con docentes del Instituto Técnico Ramón Rosa, de Gracias, Lempira, el taller creativo "Del aula al asombro", en el marco del IX Festival Internacional de Poesía Los Confines.
Al inicio de su participación, Lezama puso en contexto la influencia de un docente en la vida de un alumno, que no es un asunto menor, es algo relevante que genera cambios, construye historias y es capaz de acercar a un joven, por ejemplo, a la lectura.
Citó el escritor un artículo de Mex Urtizberea publicado en el diario La Razón (Argentina), donde dice: "Hay tantas clases de clases como clases. Una de ellas es la de las inolvidables: recuerdo una clase de literatura en la que el profesor abordaba Don Quijote de la Mancha; de pronto, con un gesto vehemente abre el libro y se embarca a leernos el pasaje donde el Quijote muere. Entonces, el profesor empieza a llorar, llora mientras lo lee, cada vez más desconsoladamente, con un último hilo de voz llega hasta el punto final. Cierra el libro, saca un pañuelo, se recompone un poco y dice: ´Hemos perdido a un gran hombre´.
En el aula no vuela una mosca, fascinados por la escena. Después íbamos a enterarnos de que en todos los cursos este profesor repetía la misma escena de llanto emocionado en el mismo pasaje del libro. Era su pequeño y pícaro aporte para que nos interesásemos por la literatura".
El mismo Lezama es el repositorio de una historia: el escritor tuvo un maestro, Julio César Anariba (QDDG), que le dio el impulso necesario para que publicara sus poemas, finalmente esa efervescencia creativa se materializó en el poemario "El mar no deja olvidar"; luego, con los años, Lezama conquistaría otros logros, como el Primer premio del XI Concurso Internacional de Cuento “Ciudad de Pupiales" y el VIII Premio Carátula.

Quizá la historia del propio Lezama hubiera sido diferente sin la influencia del profesor Anariba, quizá en el aula hay un alumno esperando a que llegue un maestro apasionado a despertar alguna chispa creativa.
Lezama partió con la premisa de que la memoria está hecha de asombros, no de datos. Recordamos lo que nos emociona, y por eso generar asombro en el aula es esencial para despertar el interés genuino de los estudiantes.
"La importancia de la docencia en la literatura es fundamental. El amor por las historias y por la literatura suele ser más fácil de transmitir de un docente a un alumno que incluso dentro de la propia casa", dijo el escritor.
El exponente resaltó que es fundamental que desde el aula se pueda aprender cómo en los nuevos lenguajes siguen funcionando las viejas estructuras literarias, pero también es importante que los docentes tengan conocimiento y entendimiento sobre lo que los jóvenes están consumiendo y hablando.